La actitud que consiste en aprovechar al máximo las circunstancias para obtener el mayor beneficio posible, sin tener en cuenta principios ni convicciones, es la segunda definición de la palabra oportunismo. Cuando no se sabe o no se quiere solucionar un problema se suele decir "patear la pelota para adelante", una expresión netamente futbolera. Cuando se quiere esquivar las normas, se busca en ellas mismas las formas de transgredirlas, se dice "Hecha la ley, hecha la trampa. Una mezcla de estos tres asuntos pareciera rodear la nueva medida que implemento la Asociación del Fútbol Argentino para evitar episodios de violencia antes de las elecciones.
La disposición abarca, en principio, las dos primeras fechas del certamen, es decir que los equipos de Primera, B Nacional, Primera B, C y D, sólo podrán jugar con socios que acrediten estar al día, en consecuencia, no se venderán entradas al público en general. Esta decisión, por cierto, no es una novedad; se la aplicaba a clubes cuyos simpatizantes provocaban incidentes, pero es la primera vez que abarca todas las categorías de la AFA.
Apenas conocida la iniciativa y conscientes de las importantes pérdidas económicas que podía causarles, los clubes apelaron al ingenio para esquivarla: lanzaron el plan "socios por un día" o "socio provisional", es decir que el hincha solo abonará el precio de la entrada y la afiliación le durará un solo partido. Según el vicepresidente de San Lorenzo, con esta medida las instituciones perderán entre $ 200 y $ 250 millones en las dos fechas. Por ejemplo, unos 15.000 simpatizantes suelen acompañar a Atlético Tucumán, sin embargo, apenas 5.000 estarían en condiciones de ingresar al estadio. La norma afectaría aún mucho más a la entidad local porque son los primeros ingresos luego de casi dos meses de receso. Talleres, Douglas Haig, Gimnasia y Esgrima (J) y San Lorenzo, entre otras instituciones, recurrieron a la captación de "socios por un día". Hasta el momento, pese que ayer comenzó a disputarse la primera fecha, la AFA no se ha pronunciado sobre la iniciativa de algunos clubes para eludir la prohibición.
La disposición de la AFA pareciera haber sido producto del apresuramiento porque no se midió el daño económico significativo que provocará a los clubes. Al mismo tiempo, la actitud de algunas entidades para buscarle un atajo a la decisión, está reflejando, por un lado, un aspecto negativo de la idiosincrasia de los argentinos, que buscamos con frecuencia transgredir las normas, recurriendo a trampas. Por otro, pone de relieve fisuras en la AFA, cuya autoridad no es respetada.
Pero el tema de fondo sigue siendo la violencia en las canchas, que está lejos de ser erradicada , juzgar por los últimos incidentes que dejaron como saldo dos muertos. Creemos que es necesaria una política integral que surja del consenso de todas las partes para combatir a los inadaptados sociales que suelen estar protegidos por la misma dirigencia. Si no hay un sinceramiento y no se deja de apañar y sostener económicamente a las barras bravas, no se avanzará en este flagelo que no hace más que ahuyentar cada domingo un poco más al ciudadano y a las familias de las canchas.
Medidas circunstanciales como esta, ponen en evidencia que no existe un interés real de encarar soluciones y que solo se pretende patear la pelota para adelante, de modo que es peor el remedio que la enfermedad.